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19-01-2015 |
En qué consisten los certificados de no retención


El año electoral, desde muy temprano, comienza a cebar esperanzas sobre una mayor flexibilización de las importaciones, debido a que el Gobierno estimularía con incentivos el consumo interno.

Por lo pronto, el otorgamiento de las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI) continúa guiado por criterios arbitrarios y determinado sólo por la cantidad de dólares necesarios para hacer frente a la demanda energética. No obstante, las empresas deben hacer uso de todas las herramientas disponibles que le permitan una planificación previsible, al margen de la administración oficial del comercio exterior.

Esos instrumentos van desde las prestaciones de las zonas francas hasta elementos como los "certificados de no retención" que la propia AFIP prevé y se tramita por Internet.

"Las empresas grandes, con una gestión profesionalizada, conocen el tema. Pero entre las pymes encontramos muchas empresas con saldos (impositivos) a favor que no hacen uso de herramientas que da la propia AFIP y es clave a la hora de importar porque puede dejarte fuera del negocio", dijo en declaraciones a Trade Radio Adriana Piano, socia a cargo del área Impuesto del estudio San Martín, Suárez y Asociados (SMS).

Sucede que el factor financiero es clave para las operaciones de comercio exterior y la Aduana es agente recaudador de muchos impuestos. "Más allá de cobrar derechos y tasas, y el 21% o 10,5% de IVA según el producto, la Aduana cobra dos percepciones: 20% adicional de IVA y 6% de ganancias", indicó Piano.

Aquí es donde la empresa debe verificar si está en condiciones de tramitar un certificado de no retención, es decir, prevenir estas percepciones que anticipan el ingreso de impuestos y que, en épocas inflacionarias, adquiere una mayor relevancia.

"El certificado de no retención de IVA puede hacerse en cualquier mes del año siempre que se demuestre un saldo a favor generado por percepciones de la Aduana. El trámite se realiza por Internet y, si existe consistencia en los parámetros formales que pide la AFIP, se obtiene casi inmediatamente", agregó la especialista en impuestos.

Las empresas deben contar con todas las declaraciones juradas presentadas al día. "Si hay atrasos se rechaza el pedido. Pero no hay una inspección exhaustiva ante cada solicitud", destacó Piano.

Contar con este certificado de no retención genera un impacto financiero que no suelen medir las pymes: si el IVA cobrado es del 21%, y además el fisco retiene un 21%, está suponiendo un margen de más del ciento por ciento. "Más allá de lograr ese margen, hay sueldos y otros costos asociados a la importación que disminuyen ese margen. Y financieramente, se evita pagar el doble por adelantado. Y si se demora la autorización de las DJAI, puede que salgan todas las importaciones para un mismo mes. Es importante monitorear si el mes del despacho coincide con el mes del certificado vigente", añadió la ejecutiva de SMS.

La especialista recordó que la AFIP considera -entre los parámetros para la entrega del certificado de no retención- cosas atípicas como las compras de bienes de uso.

"Cuando hacemos la declaración jurada de IVA, como las compras de bienes de uso son datos informativos muchos suelen pasarlos de alto. Pero es importante completarlo porque el fisco analiza la relación entre mis ventas y mis compras: si mi compra supera mi venta, hay causal de denegatoria del certificado. Pero si eso es porque compré una camioneta para el reparto, y el IVA de la camioneta me genera de golpe un saldo a favor, y resuelvo informar esta compra, el sistema la aparta y me permite hacer el cálculo sólo con las operaciones normales de la actividad. Lo mismo pasa con las exportaciones: hay que informarlas en las declaraciones de IVA", amplió Piano.

Respecto de Ganancias, el impacto es menor porque la retención es de 6%. "La diferencia acá es que el certificado sólo puede pedirse una vez por año. La actual es una buena época porque, si se cerró en diciembre, se puede pedir el certificado con una proyección del ejercicio. El problema, claro, es que hay que ponderar la utilidad de la compañía, estimar el impuesto y luego restar las percepciones", añadió.

En todo caso, la prolijidad contable permite ganar algo de tranquilidad y evitar, por ejemplo, que la inflación se "coma" saldos de IVA a favor..
Por Emiliano Galli | LA NACION
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